Mundo ficciónIniciar sesión—Así es —confirmó él con una leve inclinación de cabeza—. Pero no será pronto.
Doña Beatriz lo observó en silencio unos segundos. Luego sus ojos, afilados como cuchillas, se posaron en su hijo.
—¿De verdad estás hablando en serio con esta mujer, Alejandro?—Sí —respondió él con firmeza.
—¿Has investigado su pasado?
—El amor no necesita antecedentes, mamá. Amo a Camila desde el primer día que la vi. Solo hemos venido a pedirles su bendición, nada más —dijo Alejandro, su tono cargado de convicción.
Doña Beatriz lo miró con frialdad.
—Entonces, no tienes nuestra bendición, Alejandro.Tomó una carpeta gruesa que había dejado junto a su silla y la colocó sobre la mesa.
—Siempre me encargo de averiguar






