Capítulo 66— Sanar antes de empezar
Narrador:
El silencio entre ellos no era incómodo. Era un silencio denso, cargado, el tipo de silencio que se siente cuando acabas de cruzar una línea de la que ya no hay retorno.
Simón se incorporó con un gruñido, corriendo una mano por su cabello aún húmedo de sudor. Caminó hasta el baño, agarró una toalla y regresó a la cama, tirándosela suavemente a Dalia.
—Sécate un poco antes de que nos dé un maldito resfriado —murmuró con voz áspera.
Ella sonrió con cansancio y obedeció, pasando la toalla por su cuerpo desnudo mientras Simón hacía lo mismo con otra.
Cuando terminó, caminó hasta el pequeño frigobar y sacó dos refrescos fríos.
Regresó a la cama, sentándose junto a ella sin decir nada. Le pasó una sin mirarla, y Dalia la tomó sin rechistar. Abrieron las latas casi al mismo tiempo.
El primer trago fue en silencio, con ambos aún tratando de recuperar el aliento, de darle sentido a lo que acababa de suceder.
Simón giró la lata entre los dedos ante