Capítulo 101— Extra Simón y Dalia II
Simón la tenía atrapada entre sus piernas, el torso desnudo pegado a su espalda, la boca prendida a su cuello como si necesitara beber de ella para sobrevivir. Dalia jadeaba con los ojos cerrados, perdida en la presión de sus manos, en esa lengua que la recorría sin misericordia.
—Sabías perfectamente que no iba a dejarte sin castigo, me conoces lo suficiente —le murmuró con la voz grave, áspera de deseo —Un castigo, Dalia… uno que no vas a olvidar.
Ella sonrió, apenas. Pero ni siquiera tuvo tiempo de responder. Simón ya la estaba girando, sujetándola con una firmeza que no daba lugar a dudas. La dejó de espaldas contra el suelo, su cuerpo cubriendo el de ella, sus rodillas abriéndole las piernas con una autoridad feroz.
—Vas a pagarme con el cuerpo —susurró contra sus labios, y la besó como si fuera a devorarla. No hubo ternura, solo fuego. Lenguas que se devoraban, dientes que marcaban, manos que bajaban por su vientre como cuchillas ardiendo.
Se