―Abre los cajones de este lado, donde guardan los diamantes ―Hace un segundo estaba tan calmado contemplando las reliquias, ahora parecía estar apurado.
Derek se acercó a él y cumplió su orden. Era muy raro ver a Derek tan complaciente, y supe de inmediato que tenía un plan en mente.Rodolf estaba tan concentrado guardando los diamantes de los distintos cajones que abría Derek, que no se fijó que este comenzó a caminar despacio por el lugar, acercándose a Celia desde el otro lado.―Es hermoso, ¿verdad? Digno de una reina ―Derek habló con lentitud, casi susurró―. Y no es un dicho, anteriormente le pertenecía a la reina Antonieta, antes de ser decapitada. Lo mantengo aquí porque es una joya muy preciada, miles de millones en un solo objeto, tan bello como valioso. Ese era su precio entonces, hoy, debe costar el doble, inclusive, el triple.Las pupilas de Celia se dilataron y contuvo la respiración.―Ese collar fue comprado por mi