Habíamos terminado de desayunar y Derek se puso a mandar mensajes.
―Ya me tengo que ir, pequeña ―dijo tras guardarse el celular en el bolsillo.―Ya era hora que fueras a trabajar. A este paso ibas a terminar en quiebra ―dije con ironía, tomando de mi taza de café.―¿No me extrañarás mientras no estoy en casa? ―Pellizcó mi mejilla.Fingí el mayor gesto de fastidio que pude, aguantando las ganas de reírme.―No, para nada.―Mentirosa ―Se levantó de la silla y me dio un beso en los labios―. Volveré en una hora, será una reunión rápida.―Está bien ―dije con las mejillas cubiertas de rubor. No podía continuar bromeando si lo tenía tan cerca.Se despidió, y quedé yo sola, con mis pensamientos. Me puse a recoger la mesa cuando entró Carla.―No, no, yo me encargo ―Me dio un ligero manotazo de advertencia, pero no fue suficiente para hacerme apartar las manos.―Yo te ayudo ―dije, llevando los platos a la cocina con ella siguiéndome de