Metió su pulgar en mi boca, explorando el campo, inspeccionando.
―Usa los labios para cubrir tus dientes. No te atrevas a morderme ―Advirtió con la voz ronca. Era notorio que ya lo estaba disfrutando a pesar de aún no hacer nada. Pero esto le gustaba. Le gustaba tener el poder, el control.Sentía que me estaba metiendo en la cueva de un lobo.Una vez que sus dedos abandonaron mi boca, la cerré de golpe.Tomó mi cabello y tiró de el, obligándome a subir la mirada.―¿Qué haces, querida esposa? ¿Cómo piensas chupar mi verga con la boca cerrada? ―Me mirada desde arriba, altanero y con ese matiz de suficiencia que lo representaba―. O, ¿es tu manera de decirme que prefieres que use tu coño?Sus ojos me devoraban. Él estaba disfrutando esto, y yo, ¡Válgame el universo! Estaba mojadísima.―Abre la boca ―ordenó nuevamente.Lo obedecí, sintiendo el pulso acelerado. Podía escuchar los latidos de mi corazón cada vez más fuerte mientras veía como s