Derek me había comprado una férula deportiva para la muñeca y el antebrazo. Sentía la mano muy quieta, rígida y apretada, pero el malestar era menos intenso.
Habíamos adaptado el gimnasio personal de Derek para mayor comodidad. El primer día nos dedicamos al calentamiento y conocernos un poco. En la segunda sesión si comenzamos con algunas posiciones básicas y golpes, pero nada fuera de lo común y evitaba usar mucha fuerza, lo cual me hacía más lenta al implementar las tácticas implementadas. Por más que la doctora haya dicho que estoy bien, sentía esa serie de corrientazos al ejercer presión o fuerza desmesurada.
Derek venía a ver de vez en cuando.
Al terminar la rutina y despedirme de la profesora, fui a la habitación. Me quité la férula con cuidado, sintiendo la zona palpitar. Me tomé un analgésico y un anti