De un lado a otro. Con sabana, sin sábana. Con almohada, sin almohada. Boca arriba, boca abajo.
No importaba que posición me pusiera, no lograba dormirme. Y mucho más, porque tenía al enemigo al lado, durmiendo plácidamente.
La punzada que sentía en mi antebrazo, retumbaba en el hueso reconstruido. Y no hallaba que lo calmara. Ni los malditos remedios naturales que me estaba dando Derek, ni los inútiles analgésicos sin receta. Lograban calmar parte del dolor, pero no se iba en su totalidad.
Mi cuerpo se sentía en un estado de alerta descomunal, incluso, llegué a temblar por razones desconocidas. Mi cuerpo estaba jugando en contra, me sentía fuera de mí.
―Duérmete ―La voz adormilada de Derek llegó a mis oídos.
Lo miré. Continuaba con los ojos cerrados. Su mano me buscó, pero yo lo aparté.
Seguía molesta. No hab&