125: Deseando morir.
En cuanto el helicóptero llega a Golden Crescent, todos se impresionan al ver el estado del Alfa.
—Alfa Alan, ¿está bien? —cuestiona Sebastian, preocupado.
—Estoy bien, ¿dónde está Atenea y Lavinia?
—¡Alan!
Atenea sale de la casa de la manada, aterrada por la sangre, pero su loba le indica que él no está herido. Hace unos minutos sintió demasiada ira, imparable, tuvo que encerrarse para no atacar a nadie, esperando que Alan estuviera bien donde sea que estuviera, y ahora que lo tiene aquí, después de verificar que está bien, lo abraza y besa profundamente.
Sus frentes se juntan, ambos suspiran.
—No es mi sangre. Es de Calixto…
Aunque lo dice bajo, los cercanos lo escuchan. Sus conclusiones son que lo ha matado, pero Saúl rápidamente desmiente eso.
Atenea exhala. No le gusta la violencia, pero es claro que Calixto merece todo lo malo del mundo. Sabe que no lo mató, y está orgullosa de su esposo por haberse contenido de hacerlo.
—Bien… Lavinia está con Guerrero Mark en las montañas, Sai