126: Tras la tormenta.

El teléfono en la mochila de Mark suena constantemente. En cuanto lo ve, se da cuenta de que tiene muchas llamadas perdidas de su Alfa. De inmediato lo llama y le cuenta lo sucedido.

Luego, cuando Alan llega a Diamond Moon, su hija corre hacia él, como una niña. Se abrazan, llenándose de cariño, sus lobos suspiran de alivio.

—¿Esther está bien?

—Perfecta… Parece que ha hecho las paces con Oziel.

La chica se siente aliviada por su amiga, y sonríe al no ver rastros de molestia por eso en el rostro de su padre.

—Me alegro por ella…

—¿Cómo está Angela?

—Se está recuperando —responde—. ¿Viste a mamá?

—No tenías que enviarla a nuestras aguas, todo está bajo control allí.

—Sí, pero no podemos confiarnos con Ruby Stone y Black Snow…

Alan ríe bajito, llevándola a su pecho.

—Tu madre dijo lo mismo… Porque tú se lo dijiste, ¿eh?

Lavinia asiente con una sonrisa, pero la borra al ver sus puños rojos. Aslan lo ha sanado, pero es notorio que algo le pasó, así que él le cuenta todo por enlace.

—¿Es r
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