52. Estás siendo un idiota
Margot
Dormir me resultó casi imposible porque las palabras de Jayden no dejaban de dar vueltas en mi cabeza. Le gusto, oh mi Dios de los pecados yo le gustaba en verdad al sexy hombre de caramelo y no se bien que significa eso en medio de todo este desastre en el que nos metimos, porque si bien hemos estado tentandonos durante meses solo llegamos a tener una cita y media antes de que todo explotara. Pero eso no hace que me guste menos.
No sé en qué momento terminé rindiéndome ante los brazos de Morfeo, pero cuando desperté ya Jayden no estaba en la cama ni en el cuarto.
Eran casi las nueve y media de la mañana, cuando ya estaba bañada y vestida tocaron a mi puerta. Por la voz que vino de afuera supuse que se trataba de la misma chica que nos había interrumpido ayer.
—Señorita Margot, ¿puedo pasar?
Antes de contestar me miro en el espejo y aprecio mi reflejo. Estoy llevando una blusa corta de volantes sobre un pantalón azul cielo que va pegado hasta la mitad de muslo y cae en bota ca