36. Nobleza
El rostro de molestia de Jayden cada vez que le digo Jay Jay no tiene precio. El tener que contener las ganas de reír ha sido la parte más difícil en todo este plan, y debo admitir que hacerlo rabiar me gusta. Además que el haberlo cogido por sorpresa, siendo él quien siempre se encarga de sorprenderme a mi, me hace sentir triunfante. Sin embargo, a medida que vamos avanzando hacia el aeropuerto, los nervios que habían estado en pausa parecen resurgir con renovado ímpetu.
Giro un poco el rostro para ver si él se siente de la misma manera, pero su expresión parece serena. Aunque un tic en sus dedos, del que no parece consciente, mientras sostiene el manubrio del auto me hace dudarlo.
Mis ojos se demoran más tiempo del debido en sus manos, en la manera en que sus dedos rodean en manubrio y la firmeza de estos. De inmediato mi cabeza empieza a ir a escenarios no aptos para todo público y yo me maldigo mentalmente, porque este no es el momento para tener ese tipo de pensamientos, por lo