Galeano había llegado a primera hora a la oficina, al igual que Alicia, no había podido dormir en toda la noche. Tomando en cuenta que había tenido que marcharse a un hotel con su madre, en vista de la forma inesperada como se habían dado las cosas.
Sabía que Rosi regresaría a la empresa, para él era muy importante volver a hablar con ella y contarle que ya Alicia sabía toda la verdad.
La puerta de la oficina se abrió para su sorpresa, era la misma Rosi en persona tal y como él lo había pensado:
— Hola Galeano, tenemos que hablar, la conversación de ayer quedó a la mitad y hoy espero que me tengas noticias de mi hija.
— Sería muy provechoso que volvieras a desaparecer de nuestras vida por ejemplo. —dijo molesto.
— Eso no va a ocurrir de nuevo, como te lo dije ayer, vine dispuesta a llevarme a mi hija.
Galeano le dio un golpe al escritorio y le dijo molesto:
— ¡Eso lo harás por encima de mí cadáver! Y ya puedes estar contenta, Alicia ya sabe toda la verdad.
Rosi se sorprendió,