Derien:
"¡Tan tuya como Mía, Pulgoso! "
Salgo a grandes zancadas del despacho con el pecho enardecido y a punto de perder el control en contra de mi lobo, y eso sería desastroso.
Las palabras del malnacido que pretende meterle mano a mi hembra me retumban en la cabeza.
Al salir la veo a ella, con su carita pecosa atestada de preocupación y enseguida la tengo a mi lado con los ojos nublados por las lágrimas.
La preocupación que se esmera por reprimir sale a raudales por todo su cuerpo, ella no entiende porque le importa tanto nuestro bienestar, es el vinculo que nos une actuando por ella, inevitablemente por mas que se niegue siempre terminara cediendo ante el instinto porque hay algo tan fuerte como el magneto que nos une.
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Prius gruñe exaltado y me tengo que alejar o voy a cometer una locura.
-Derien, - Toca mi labio inferior roto, y para lo único que me da mi embotado cerebro es para inclinarme y devorarle esos jug