Entramos en la habitación en estampida, con un puñado de armas apuntando en dirección al interior del cuarto, mientras yo hago señas a mis guardias para que se cubran el cuerpo, evitando así una nueva desgracia.
El interior de la habitación está completamente iluminado, con la ventana abierta, y todos miramos en dirección a los pocos lugares en los que un invasor puede esconderse dentro de esa habitación, pero todos acabamos llegando a la misma conclusión:
- Aquí no hay nadie.- dice uno de mis hombres bajando el arma.
Entro en la habitación, furioso, y me doy cuenta de que efectivamente no hay nadie. Ni Alfa Carlop, ni Cat, en la habitación no hay ni un alma.
- Ha debido huir por la ventana.- dice uno de los guardias encogiéndose de hombros.
- Es un séptimo, por todos los santos.- le digo yo mirándolo como si estuviera loco mientras avanzo a toda velocidad hacia la ventana.
Me asomo esperando que sea algún tipo de trampa, y veo una sábana colgando, demasiado corta para servir como vía