La boda de Ada llegó a su fin entre elogios.
La señorita Clara realmente había cosechado fama y fortuna esta vez, reviviendo el hotel de KS World en menos de un año y prosperando cada vez más.
En seis meses, ella había completado brillantemente las tareas asignadas por Julio, e incluso superó lo que le había sido asignado.
Lo primero que hizo fue regresar a Valencia y buscar a Julio para recibir reconocimiento y recompensas.
Esa noche, Clara fue a recoger a su hermana menor, Inés, a la escuela, y juntas se dirigieron en un Rolls-Royce de color verde esmeralda de primera clase hacia Valencia.
Las hermanas jugaban y bromeaban en el coche, riendo y divirtiéndose muchísimo.
—Hermana, nunca pensé... ¡que tú fueras la famosa diseñadora de joyas Alexa! —dijo Inés emocionada, golpeándose las manos.
—¡Detente, detente! Sé lo que vas a decir, seguro dirás que me admiras como el fluir interminable de un río— interrumpió Clara, sacudiendo su cabello negro como la noche, alzando su nariz en un gest