Las impactantes palabras del abuelo son realmente formidables. Han dejado a Enrique con la reputación por el suelo. En este momento, Leona se esconde detrás de Enrique, ni siquiera se atreve a mostrar su rostro.
Clara se apresura a pasar y llama en voz muy baja: —Noa, no tengas miedo, estoy aquí, tu hermano y abuelo también están aquí.
Noa levanta la cabeza del abrazo de Rodrigo, su rostro pequeño y brillante está húmedo por las lágrimas, y el pecho del hombre también está completamente empapado por esas lágrimas.
—Cuñada—dice Rodrigo. Clara se queda sin palabras, llena de compasión.
En este momento, Noa le recuerda a Clara su propio pasado, cuando estaba encerrada en su casa por Julio y se escapó por la ventana en una noche de tormenta, corriendo locamente para encontrar a Alejandro. En ese momento, también se aferraba a él, diciendo una y otra vez que no quería separarse.
Pero ella fue mucho más afortunada que Noa. Julio solo decía palabras duras, pero en el fondo de su corazón, toda