Rodrigo respiraba agitado y muy dificultosamente, sintiendo que su pecho estaba siendo oprimido por una fuerte presión inefable.
En esa fiesta, por su fuerte sentido de lealtad, desafió a Enrique para proteger a sus dos mejores amigos. Sin embargo, el costo fue demasiado elevado.
Quizás nunca pueda casarse con la mujer que ama.
Puede enfrentarse a todo el grupo Rodríguez, incluso arriesgarlo todo, pero ¿qué pasa con Noa? Siendo, tan indefensa y vulnerable.
Incluso si ella quisiera, ¿cómo podría soportar ponerle tal carga, enfrentarse a una situación de completa alienación y desprecio?
—Noa, regresa. Eres la hija más obediente para papá. Escucha a papá y vuelve a casa—la voz de Rodrigo estaba llena de súplica y desesperación.
La mirada de Enrique hacia Noa se suavizó un poco, extendió con cariño los brazos—Eres demasiado joven, no entiendes la vida, no puedes ver a través de las personas, incluso eres engañada sin darte cuenta. Pero está bien, papá no te culpará por ello. Mientras regre