—Señor.
Él detuvo sus pasos y solo entonces notó que Aarón, quien sabe por cuánto tiempo había estado parado allí frente a él.
—Aarón, ¿todavía estás aquí tan tarde? — Julio sonrió ligeramente.
—Señor, yo... —Aarón quería hablar, pero se detuvo, sintiendo un fuerte nudo en la garganta.
—Lo sé, estás esperando a Inés, ¿verdad?
Aarón se sintió descubierto, se encontraba incómodo, pero sin culpas. Se quedó en silencio por un momento antes de hablar con remordimiento: —Señor, lamento mucho lo que le sucedió a mi hermano mayor. Pero por favor, créame, sin importar la decisión que tome la familia Soler, siempre estaré de su lado y del lado de la señorita Clara. Mi lealtad no cambiará en absoluto.
Julio levantó ligeramente sus labios y dijo: —Este es un asunto de tu familia, no necesitas especialmente explicármelo. Estoy seguro de que tienes muchas cosas que decirle a Inés, ¿verdad? Tienen una buena charla pendiente no quiero interrumpirlos.
Estas palabras hicieron que Aarón sintiera un escal