Una llamada nocturna.
Eran más de las diez.
Se preguntó quién podría ser y para su sorpresa era el portero, avisándole que aún no había podido darle la llave a su inquilina y que él ya debía irse. Benjamín tomó la responsabilidad de entregarle la nueva llave a su vecina.
Mientras permanecía atento a la puerta de su vecina solo podía pensar en la hora. Eran más de las once de la noche y aún no había señales de que estuviera por llegar. Comenzó a preguntarse si estaría bien, y si… ¿y si le había sucedido algo? ¿Quizás tenía miedo de regresar a su propio hogar por culpa de aquel cobarde? ¿O si…? El solo pensarlo le hizo estremecer. Se levantó de su sillón y comenzó a dar vueltas por todo el departamento con la puerta