—Sebastián.
Sofía notó inmediatamente el movimiento y se abalanzó asombrada hacia Sebastián.
Sebastián acababa de despertarse, su mente todavía estaba algo confusa y, tras parpadear un par de veces, comenzó a recordar en detalle todo lo ocurrido.
Sofía no soltaba su mano: —Sebastián, finalmente despertaste. Me tenías muerta de miedo. No vuelvas a asustarme de esa manera nunca más.
Lloraba desconsolada.
La mirada de Sebastián se posó en ella por un momento, y al ver que estaba bien, desvió de inmediato su atención.
—Juan.
Sofía quedó atónita, mirándolo incrédula.
Juan dio un paso al frente rápidamente: —Sebastián, ¿qué necesita?
Hablar le costaba muchísimo esfuerzo a Sebastián, pero soportando el agudo dolor, dijo: —Hay una factura en mi cartera. Después de recoger el artículo, entrégaselo personalmente a Daniela.
Juan se quedó perplejo al recordar que se trataba de un collar de diamantes rosa que Sebastián había encargado exclusivamente para ella.
¿Sebastián estaba pensando que quizás