—Ay, ¿por qué te la pasas molestando a Estela? Ella es mucho más divertida que ese círculo tuyo de amigas falsas.
Cuando Estela se marchó, Bianca, jugueteando con el popote de su bebida, miró de reojo a Miranda.
—Pues justo por eso, porque es divertida —respondió Miranda con aire despreocupado—. ¿No te parece que es idéntica a un pingüino? Tan tierna.
Bianca se quedó helada un instante; la exasperación era tal que no sabía ni por dónde empezar a poner los ojos en blanco.
Después de tomarle el pelo a Estela y disfrutar de un masaje de cuerpo completo, el ánimo de Miranda había mejorado notablemente desde su paso por las aguas termales.
A diferencia de la actitud presumida que acababa de mostrarle a la otra joven, la realidad era que ella y Guillermo apenas mantenían contacto. Ya fuera en el país o en el extranjero, ninguno de los dos solía iniciar la comunicación, y mucho menos se planteaba la cuestión de si pasarían la noche juntos; por lo general, encontrarse en casa dependía enteram