…¿Eh?
Por unos segundos, Miranda no entendió en absoluto lo que Bianca estaba diciendo.
El nombre “Brenda” apenas le evocó un eco lejano, quizás por alguna similitud que no lograba precisar.
—¿Qué? ¿Quién con Guillermo?
Apenas formuló la pregunta, recordó que Bianca también había añadido un calificativo: “esa tipa descarada”.
Su semblante se alteró visiblemente; luego, sin decir palabra, sacó el celular de su bolso y abrió X.
El asunto aún no había explotado públicamente, la página de inicio no mostraba noticias relacionadas. Además, Brenda, en términos de jerarquía, sería a lo mucho una actriz de cuarta o quinta categoría; si no pagaba para aparecer en tendencias, ¿quién se tomaría la molestia de interesarse por la vida amorosa y privada de una estrellita tan gris?
Miranda miraba el campo de búsqueda, sin saber qué escribir, sumida en una breve confusión.
“¿Desde cuándo empecé a ser consciente de que mi futuro implicaba un matrimonio por conveniencia familiar?”, se preguntó. No conse