Capítulo 2
—¿No querías espacio? ¿Necesitabas concentrarte en el básquetbol? —reaccionó Charly con sarcasmo—. Oye, no me digas que apenas conociste a esta chica hoy. ¡Si nosotros terminamos anoche!

Cuando Charly entró, un silencio invadió el Café Rincón. En los rostros de Ashley y Sofía, sus mejores amigas, solo vio miedo.

Lucas aflojó su abrazo alrededor de Regina, bajó la mirada antes de encontrarse con los ojos de Charly y admitió. —Lo siento, Charly. No pude decírtelo. No... no quería romperte el corazón, de verdad.

Charly soltó una risa burlona y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no las dejó caer, prefirió que la ira hablara por ella.

—¡Pudiste haberme dicho la verdad en vez de dejarme pensando que hice algo malo! Me merezco que seas sincero, Lucas. Te he tratado bien estos dos años —lo señaló—. ¡Y tú lo sabes perfectamente!

Luego, miró a los amigos de Lucas, incluyendo a sus novias—. ¡Y a todos ustedes también!

—¡Y ustedes dos! —agregó mirando a Ashley y Sofía—. ¡Es obvio que ya lo sabían, pero me mintieron en la cara! ¿Desde cuándo lo saben?

Volvió su atención a su ex, añadiendo: —¿Desde cuándo ha traído Lucas a su nueva novia a las reuniones del grupo?

Los exámenes la habían mantenido alejada de las reuniones de los Guerreros de Wall Street, pero jamás imaginó que en tan pocos días, su mundo cambiaría tanto.

Una lágrima silenciosa resbaló por la mejilla de Charly. La traición de Lucas dolía, pero más profunda era la herida dejada por sus amigas. ¿Qué amistad se construía sobre mentiras?

—¡Obvio que les importa más este maldito equipo de básquetbol! —estalló Charly. Ella, que nunca maldecía, ya no pudo contenerse—. ¡Ustedes me hirieron mucho más que Lucas! Vaya amigas resultaron ser.

—Charly... por favor —Sofía intentó sostenerla, pero ella retrocedió.

—¡Ni se te ocurra tocarme! —exclamó entre dientes.

—Charly, perdóname, por favor —esta vez, Lucas se acercó, enfureciéndola aún más.

—¡Tú ni te me acerques! —gritó Charly—. ¡Eres la última persona que quiero ver ahora mismo!

Levantó las manos y concluyó, —No merezco nada de esto, así que me largo de aquí.

Luego, dio media vuelta y se marchó, pero no regresó a su apartamento; en su lugar, se quedó en un hotel cerca de la universidad. Lloró durante horas, sintiéndose como una completa tonta por haber confiado en ellos.

"Charly, lo sentimos muchísimo. No quisimos lastimarte". Un mensaje apareció en su celular, enviado por Ashley. Sofía y ella la habían llamado muchas veces, pero Charly se negó a contestar.

"Charly, Lucas nos pidió que no te dijéramos nada. ¿Dónde estás? Necesitamos hablar". Escribió Sofía después.

Al leer su mensaje, Charly reflexionó. "Entonces Lucas y Regina llevan tiempo saliendo".

Recordó los días previos, cuando se preparaba para sus exámenes. Hubo momentos en que él dejaba sus mensajes sin respuesta y decía que estaba entrenando, pero ahora se preguntaba si era cierto. ¿O ya estaba con Regina?

—¿Y quién diablos se supone que es Regina? —murmuró Charly con amargura.

Lucas y Charly cursaban su cuarto año universitario. Él había entrado al equipo de básquetbol siendo un novato mientras cortejaba a Charly. Con su talento natural, Lucas pronto alcanzó la fama. Así, Charly también quedó bajo la luz de los reflectores, pues el jugador estrella solo tenía ojos para ella. Cuando formalizaron su relación, nadie más se atrevió a coquetear con Lucas y en la Facultad de Negocios, todos los reconocían como la pareja perfecta.

En realidad, Charly era igualmente hermosa. Su cabello rubio caía en ondas largas y abundantes. Sus ojos verdes resaltaban en su rostro delicado y su figura era esbelta. Pensaba que quizás la única diferencia entre aquella chica y ella estaba en su estilo, por lo que Charly había observado, a Regina le gustaba usar maquillaje.

A Charly no le atraía vestirse de manera llamativa y era alérgica a muchas marcas de maquillaje, por lo que evitaba usar cosméticos. Aunque podía vestirse elegantemente como modelo, no era lo suyo. Había crecido junto a dos hermanos, quienes dejaron una fuerte huella en su forma de vestir.

Mientras estaba sumida en sus pensamientos, su celular sonó. Cuando vio que era su hermana mayor, contestó la llamada y no pudo evitar que sus sollozos se intensificaran.

—¡¿Qué rayos está pasando?! —exclamó su hermana mayor, Freya, toda alterada—. ¿Por qué estás llorando así? ¿Quién se metió con mi hermanita? ¡Voy a encontrarlos, haré que sus padres se queden sin trabajo, y les daré tantas bofetadas que parecerán esos videos dramáticos de TikTok!

—¡Jaja! —Charly sentía dolor, pero las ocurrencias de su hermana le arrancaron una sonrisa. Secó sus lágrimas y respondió—. Lucas y yo terminamos.

Hubo un momento de silencio antes de que su hermana dijera, —¿Qué? ¿No tuve oportunidad de darle un buen susto a Lucas? —Freya soltó un suspiro, añadiendo—. ¡Qué pena!

Charly volvió a reír, su hermana tenía ese don para alegrarle el corazón. —Dios, cómo quisiera que estuvieras acá. Creo que me fue infiel, Freya.

—¡¿Qué?! ¡Qué sinvergüenza! ¡Ningún muchacho de Halliport se atrevería a hacerte algo así, te lo aseguro! —declaró Freya, refiriéndose a su ciudad natal.

—Claro, eso lo sé. —reconoció Charly, pero no se arrepentía de estar estudiando en Luxford. Había aprendido mucho en el ámbito académico y en la vida misma.

—Escúchame, es mejor así. ¿Te acuerdas de la regla de papá de no tener novio hasta los veinticinco? ¡Tú la rompiste, hermanita, y yo he estado cargando con la culpa por guardar tu secreto! —le recordó Freya—. Así que olvídate de ese tipo y nunca le diremos a papá que tuviste novio, ¿está bien? Concéntrate solo en tus estudios. Si quieres, puedes venirte para acá el próximo semestre.

—A lo mejor no es tan mala idea estudiar en Halliport, Charly. —añadió su hermana.

—Gracias, Freya. Sé lo que debo hacer. —respondió con una sonrisa.

Charly no fue a la universidad al día siguiente. Cerca de las cuatro de la tarde, decidió volver a casa, pero al llegar, se llevó una sorpresa: ¡Ashley y Sofía habían invitado gente!

En cuanto entró a la sala, vio a Regina en los brazos de Lucas, estaban acomodándose en el sofá.

A un lado, Sofía estaba con su novio Arcadio. Al ver a Charly, Sofía abrió los ojos con sorpresa y murmuró, —¿Cha... Charly? No pensábamos que vendrías tan temprano. ¿No se supone que tienes clase a las seis?

Ashley apareció desde la cocina con un tazón de palomitas, se quedó paralizada al verla, luego preguntó, —Charly, ¿adónde fuiste? Estábamos muy preocupadas por ti.

—¿Ah sí? —preguntó, arqueando una ceja. Miró alrededor y vio a Tomás siguiendo a Ashley, cargando una cubeta de hielo. Con la televisión encendida y las bebidas preparadas, estaba claro: ¡estaban a punto de divertirse y se habían olvidado por completo de que ella vivía allí!

—Claro, estaban muy preocupadas por mí —dijo con sarcasmo. Luego, subió a toda prisa las escaleras, guardó algunas prendas y partió. Al salir de la sala, notó todas las miradas fijas en ella, sobre todo la de su ex.

Charly volvió al hotel, aunque la distancia hasta la universidad lo hacía una opción poco práctica.

La Universidad de Luxford proporcionaba dormitorios, pero no había suficientes para acomodar a todos sus estudiantes. Había un edificio residencial frente a la escuela y algunos apartamentos detrás, pero la mayoría estaban ocupados ya que apenas había comenzado el primer semestre.

—¡Aaah! ¿Y esta es mi gran independencia? —se quejó Charly.

Dedicó las horas siguientes a buscar apartamentos por internet. Encontró varias opciones a unas pocas cuadras de distancia, pero necesitaría visitarlas personalmente. Por encima de todo, ella valoraba su seguridad.

Al aproximarse el fin de semana, Charly había tomado una firme decisión: buscaría un nuevo hogar, ya no quería seguir viviendo con Ashley y Sofía.

Un viernes por la mañana, Charly iba con retraso a su primera clase. Como el transporte del hotel no podía ingresar al campus, tuvo que correr hacia la Facultad de Negocios y decidió atravesar el edificio de Ingeniería, que ofrecía una ruta más corta.

Ese camino le permitiría llegar a tiempo, pero mientras avanzaba apresurada, chocó con dos estudiantes.

—¡Oye! ¡Mira por dónde andas!

—¡Lo siento! —Al levantar la vista, se quedó paralizada. Frente a ella estaba nada menos que Taylor.
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