—¿Qué hay que pensar? —preguntó Charly, con el rostro enrojecido por la frustración.—No lo sé. Solo quiero que le demos una buena pensada, Charly Rubia. —respondió Taylor mientras consultaba la hora—. Debo irme o llegaré tarde a clase.Taylor se levantó, se echó la mochila al hombro y dijo, —Mejor hablamos de esto después.Horas después, al entrar a su clase de Análisis Estructural, Taylor vio a Charly, un hombre afroamericano completamente distinto a Charly Raquel Reyes, la rubia a quien accidentalmente le había alquilado la mitad del departamento de Tania.Se acercó al hombre y preguntó, —Oye Charly, disculpa, ¿cuál es tu apellido?—Es Solano, amigo —respondió Charly con una sonrisa, extendiendo su mano—. Qué bueno verte otra vez.Charly rio, y Taylor esbozó una sonrisa mientras estrechaban las manos.—Lo siento, Solano. No soy muy bueno con los nombres —admitió Taylor—. Me acuerdo que andabas buscando un lugar para quedarte, ¿no? He pensado en rentar la mitad de mi departamento. ¿T
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