Los besos de Taylor eran puro fuego. Tenía el cuello húmedo, ¡y claramente le estaba dejando marcas de amor!
—Tengo que desahogarme, nena. Me voy a volver loco si no lo hago —dijo Taylor, incorporándose.
Charly no entendía del todo, hasta que él comenzó a mover las caderas y a presionar su bulto entre los muslos de ella.
La sensación hizo que Charly se encendiera por completo. Mientras seguían besándose, ¡la sensación que sentía en la entrepierna la estaba volviendo loca! Se volvió más consciente de esa zona, una sensación intensa acumulándose ahí abajo.
Después de unos minutos, los besos de Taylor alcanzaron su punto más intenso. ¡Charly sintió que él quería devorarle todo el cuerpo! Antes de que se diera cuenta, él gruñó, empujando las caderas contra ella mientras su mano se apretaba alrededor de su pecho.
Taylor se corrió aún con los pantalones puestos.
—Joder —Taylor dejó caer todo su peso encima de Charly, respirando profundamente. Luego dijo—: Dios, fue algo aterrador enfrentar a