Aila POV
—¡A las murallas!
El grito de Damián resonó por toda la plaza, una orden de Alfa tan cargada de adrenalina y furia que pareció cortar el aire. Por un instante, la manada se quedó paralizada, la confusión luchando contra el instinto. El enemigo que habían estado preparándose para odiar, el Rey Lycan, no era el que estaba en su puerta. Era otro. Uno del que nunca habían oído hablar.
Pero la confusión duró solo un segundo. Porque entonces vieron a su Alfa. Damián, cojeando visiblemente, con el brazo todavía en cabestrillo, corrió hacia el arsenal, su rostro una máscara de determinación asesina. No importaba quién era el enemigo. Su Alfa estaba herido y su hogar estaba bajo ataque. Eso era todo lo que necesitaban saber.
Un rugido de respuesta, un aullido de guerra, se levantó de la manada. Los guerreros de Colmillo Negro, cientos de ellos, respondieron a la voz de su líder, su lealtad superando cualquier duda. Corrieron hacia sus puestos en las murallas, sus rostros transformados