Damian POV
—Pero… con los dos.
La frase del Rey Lycan cayó como una piedra en el silencio sepulcral del gran salón. Por un momento, nadie respiró.
Vi a los miembros de mi manada, a mi propia gente, mirándonos con los ojos abiertos como platos, sus cerebros tratando de procesar la locura que acababa de ocurrir.
Miré a Kael, que seguía de pie a mi lado con una calma que me crispaba los nervios, y luego miré a Aila, que parecía un cervatillo asustado atrapado entre dos depredadores.
—¿Te has vuelto completamente loco? —siseé, asegurándome de que solo él pudiera oírme—. Se supone que esto era una soluci&