—Eso significa que…— dijo el moreno y se dio media vuelta para volver a verla a la cara —que…
—¡Wow, Leia! — llegó Aubrey hablando emocionado, dejando a un pelinegro a punto de acariciar el rostro de la pelinegra y a la misma, paralizada viéndolo hacerlo —¡la casa sí que es impresionante!¡es pequeña pero realmente bonita! – dijo el niño con demasiado ánimo.
La cobriza sonrió y mira a Aubrey de prisa al salir de esa atmósfera tensa que se había creado.
—Si… es bonita, ¿de verdad te lo parece a ti? – cuestiono la cobriza decidiendo ignorar las palabras que le acaba de decir y las que estuvo a punto de decir James.
James dejó escapar el aliento despacio al ver al confianzudo chiquillo tomar del vaso de gaseosa que Leia todavía no