Mundo ficciónIniciar sesiónEl despertador sonó a las siete en punto.
Sofía no se movió al principio. Permaneció boca arriba, mirando el techo, mientras el sonido insistente perforaba el silencio de la habitación. Había dormido poco. Demasiado poco para alguien que, en teoría, iba a empezar “una nueva etapa”.
Extendió la mano con torpeza y apagó el despertador sin mirar la hora. El silencio volvió, pero no trajo alivio.
Giró la cabeza.
Sobre el escritorio, perfectamente ordenados —demasiado ordenados para haber sido colocados con cariño—, estaban los documentos de







