Mundo ficciónIniciar sesiónLeonard notó cómo Valeria se detenía de golpe, rígida, como si el aire a su alrededor se hubiese vuelto de hielo. Siguió la dirección de su mirada y comprendió al instante el motivo: a pocos metros, frente a la entrada de la boutique, estaban su madrastra y su hermana.
—No te preocupes —murmuró él, acercándose un paso y posando una mano firme en su cintura—. Estoy contigo.
Valeria lo miró a los ojos creyendo en el poder de esas palabras. Ya no era la hija invisible de los Reverte. Era Valeria Blake. Y si esas dos serpientes pensaban humillarla otra vez, tendrían que hacerlo delante de todo el mundo… y del hombre más poderoso de la ciudad.
Respiró hondo, estiró la espalda y avanzó los últimos paso







