Momentos después, al terminar una junta de reuniones, firmas y de recontratar a las personas que fueron despedidas de manera injustificada por su hermanastro, Valentino se tomó la libertad de abandonar la oficina e irse a casa. Pero, cuando llegó, cambió de opinión y decidió pasar por un bar que conocía para despejar su mente con un café. Necesitaba tomar algo de aire fresco y salir del encierro de cuatro paredes que le daban un mensaje oculto que no deseaba descifrar.
Al llegar, ordenó a sus hombres de seguridad que tomaran sus posiciones habituales para pasar desapercibidos, pues llamaban la atención y no podría relajarse de esa manera.
Pidió una orden de café oscuro y algo dulce para pasar el rato, aunque lo más correcto sería pensar en la propuesta de Marcus Locket que no dejaba su mente, pero sin la ofrenda de Allie Wood; a quien no conocía en absoluto, salvo por aquella vez que la derivó con uno de sus colegas. Su teléfono móvil comenzó a sonar y poniendo los ojos en blanco, sab