Gianna lleva una vida normal como la copropietaria de un bar, aunque preparar tragos y deleitar a los clientes con sus exquisitos cócteles le brinda una gran felicidad. Sin embargo, lo que para ella es una noche más en su bar, de pronto se transforma en toda una aventura cuando Matt Ferrer, un popular cantante, entra huyendo de un grupo de paparazzis y busca refugio detrás de la barra donde ella trabaja. En ese momento, la vida de Gianna cambia por completo y de manera algo extraña, cuando, después del encuentro, él le pide que se casen para aplacar los rumores que lo acechan a causa de un escándalo en el que se ha visto envuelto, a cambio, él le ayudará a salvar su bar, que es el único patrimonio de Gianna y su hermano, el cual está a punto de caer en la bancarrota. ¿Será que dentro de este trato habrá algo más que simples negocios? LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE MATERIAL QUEDA PROHIBIDA. LA HISTORIA ESTA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE . Copyright © 2006014206528
Leer másHay personas que dicen que estoy un poco loca porque mi pasión no es la de una chica normal, pero honestamente no creo que nunca haya sido muy normal que digamos. Cada vez que abro esta puerta soy feliz. Mi hermano y yo comenzamos esta aventura hace tres años, y que ahora sea uno de los bares más reconocidos de Miami nos llena de orgullo a pesar de los problemas económicos que tenemos a causa de algunas malas decisiones financieras que hemos tomado por no tener mucha experiencia en el mundo de los negocios. Mauro es el de los números y yo, bueno yo soy la que disfruta detrás de la barra mientras juego con los sabores de los diferentes licores, frutas, jarabes, y demás cosas, además soy quien conoce cómo innovar este lugar siempre, digamos que somos el dúo perfecto en ese aspecto.
Al entrar al bar, saludo a todos los empleados, que para mí son compañeros de trabajo y camino hacia mi área de trabajo detrás de la barra donde me siento como en casa cada noche. Miro el reloj una vez más y sé que en unos pocos minutos este lugar se comenzará a llenar como todo típico viernes.
—Gianna, ¿lista para otra noche más?— Pregunta Leo, el mejor barman del establecimiento.
—¡Claro!— Respondo animada.
—Tú podrías estar tan solo mirando cómo trabajamos— Me comenta.
—Leo, sabes que me aburriría mucho—digo entre risas—al menos que comience a recorrer el mundo nuevamente, pero por ahora no estoy en condiciones para hacerlo. — Aclaro.
—Deberías volver a eso— Sugiere, para luego sonreír.
Hemos tratado de no decirles a los empleados acerca de los problemas que estamos enfrentando, y es que no queremos preocuparlos. Mauro y yo estamos buscando la manera de solucionarlo sin tener que hacer recortes en el personal, eso nos dolería muchísimo. —Sí, puede ser, pero sabes que detrás de esta barra también se puede viajar. Se conoce gente de tantos sitios y con tantas historias diferentes que siento que viajo todo el tiempo.— Comento.
—Gianna, los hombres te hablan tanto porque intentan ligar contigo— Habla burlándose de mí como lo hace siempre.
—Ya Leo,no volveremos a discutir acerca de eso— Finalizó.
—Como desees— Dice, para luego ir en busca de las botellas que nos hacen falta al depósito.
Sigo acomodando todo cuando veo a mi hermano entrar al bar y me mira de manera extraña. Conociéndolo desaprueba mi vestimenta. Mauro, camina hacia mí lentamente y sé que me espera todo un sermón al respecto.
—Gianna, ¿cuántas veces te he dicho que no eres una empleada más?, ¿es necesario que te vistas así?— Inquiere.
—¿Qué tiene de malo?— Le pregunto mirando la manera que voy vestida.
—No sé si es el corsé, la falda extremadamente corta que llevas puesta, o las botas— habla serio, como si estuviera haciendo un inventario de mis ropas.
—Eres mi hermano, no mi padre... Además, trabajo en un bar, no en un monasterio, ¿de acuerdo? Tú encárgate de los números que ya hay bastante problemas con eso, yo me encargo de que todo el resto funcione bien.— Le propongo.
—Si solamente nuestros padres estuvieran aquí— me advierte, moviendo su cabeza de un lado al otro, desaprobando.
—Estarían felices.— Difiero.
—Vale, dejemos esta conversación hasta aquí porque no llegaremos a ningún sitio.— Se rinde.
—Mejor— digo con una sonrisa triunfante mientras que él se da media vuelta para ir a su cueva, la cual él llama oficina.
A veces no entiendo a mi hermano. Me cuida como si fuera su hija y no su hermana, entiendo que haya querido tomar el lugar de nuestros padres después de que ellos murieran en aquel accidente, pero a veces creo que se sobrepasa. Muchas veces pienso que no entiende que ya no soy aquella niña de 17 años que debía cuidar, ya han pasado diez años de aquel día, pero él no cambia.
—¿Todo en orden?— Pregunta Leo cuando regresa con las botellas.
—Más o menos, Mauro, no entiende que ya he crecido— hablo en tono de frustración.
—¿La ropa nuevamente?— pregunta con una media sonrisa.
—Si...— Respondo y respiro profundo.
—Es que, con todo respeto te ves muy bien y es muy fácil que un cliente con algunas copas de más se pase de la raya contigo.
—Leo, sabes que nunca les doy lugar para que lo hagan— Expreso.
—Lo sé, pero es normal que Mauro se preocupe— insiste, poniéndose de su lado.
—Que seas su mejor amigo no me ayuda ¿eh?...— Digo entre risas.
—De acuerdo, tienes razón, pero sabes que lo digo porque te aprecio muchísimo.— explica.
—Lo sé, bueno, preparémonos porque ahí llega el primer grupo de solteros buscando ligar aquí—digo observando a los hombres que han entrado con gran entusiasmo.
—Tú, siempre igual.— Comenta entre risas y de a poco el lugar comienza a llenarse de gente.
Claramente, los clientes, al estar más pendientes de cómo hacer que acepte un trago o una cita con ellos, hace que ni se den cuenta de la cantidad de tragos que llevan. Mucho menos se preocupan de la propina que dejan, lo que las chicas que sirven las mesas agradecerán esta noche. A esto yo le llamo estrategia de negocios, cosa que mi queridísimo hermano no comprende.
Es tanta la gente que hay en el bar, que Leo y yo ya no damos abasto con todos los tragos, y las botellas se han vaciado. —Leo, trae más vodka por favor,—le pido y él tan solo asiente y va en busca de las botellas.
Sigo preparando tragos hasta que veo a un grupo de personas entrar al bar de manera desesperada, es como si estuviesen buscando a alguien, pero no creo que sea a cualquier persona «¿Quizás un novio?»
—¿Me das un Sex on the Beach?— Pide un joven haciéndome volver a mi trabajo.
—Por supuesto— Respondo de inmediato.
Me dispongo a buscar los ingredientes cuando de repente me choco con algo. Al mirar al piso me doy cuenta que no es algo, si no que alguien.
—¿Tú? —Pregunto totalmente sorprendida al darme cuenta que no es cualquier persona si no ¡Matt Ferrer! —¿Qué haces tú detrás de mi barra?— Le pregunto sin poder entender porqué está aquí, y mucho menos cómo es que ha pasado.
Él no dice absolutamente nada, solo lleva su dedo índice a sus labios para pedirme que no diga nada, y si lo hace mirándome de la forma que lo hace, sé que no puedo negarme.
Diciembre, 24Conversó con Mauro y Salva mientras bebemos una copa, mientras que ella conversa con mi madre, mi cuñada, y mi hermana. De vez en cuando mi mirada va hacia ella y recorre su preciosa figura cubierta por ese ajustado vestido rojo que me ha vuelto loco toda la noche. Estoy perdido en ella cuando sus ojos se encuentran con los míos y me sonríe. —Parece que la convivencia va bien —me interrumpe Mauro y lo miro intentando regresar a la realidad.Sonrió. —Va de maravilla, mejor de lo que podría esperar —le explico y honestamente es extraño que mi cuñado haga ese tipo de comentarios.Miro el reloj una vez más y veo que son las 11:30 de la noche, creo que debería hacer el anuncio ahora antes que la fiebre por los regalos navideños se haga presente.—Discúlpenme —les digo a los dos y me alejo de ellos para ir hacia donde está mi preciosa prometida.Me paro detrás de ella y la abrazo. —Cariño, ¿vienes conmigo un momento? —le pido y ella asiente.—Discúlpenme —les dice a mi madr
—Aún no puedo creer que me voy a casar con la mujer más guapa y especial de este mundo —le digo emocionado y la abrazo contra mí mientras escucho su risa y quejas de lo fuerte que la estoy apretando. Apoya su barbilla sobre mi pecho y me mira con sus ojos llenos de emoción al igual que los míos —Yo no puedo creer que me hayas propuesto matrimonio... ¿Esta era la sorpresa de la que hablabas? —pregunta feliz. —En parte… —respondo haciéndome el misterioso. —¿Cómo que en parte? ¿Aún hay más? —pregunta confundida. —Todo a su tiempo...ahora tenemos que hablar de algunos asuntos serios cariño.— Le digo y enredo mis dedos en su cabello. Ella ríe y me acaricia tiernamente. —Creo que la pregunta y la respuesta que te he dado es bastante seria —bromea haciéndome reír. —Lo son, pero yo hablo de algo relacionado con esa pregunta.—Me explico, pero ella parece seguir no entendiéndome por qué me mira con sus ojos entrecerrados. —Creo que me has dejado idiotizada con tu pregunta y tus b
Diciembre 23Reviso todo una y otra vez; quiero que cuando entre por esa puerta después de haber estado más de un mes y medio separados, se sorprenda. Quiero que nuestro reencuentro sea inolvidable; lo he extrañado tanto pero tanto. Si bien me he mantenido muy ocupada con el restaurante, es inevitable no extrañarlo a cada minuto si cada cosa me recordaba a él. Además, debo añadir que el mismo se ha encargado de que no lo olvidara ni un minuto. En este viaje, ha sido él quien me envió un mensaje a cada día, fue él quien me llamo en videollamada para seducirme y pedirme que le mostrara lo que llevaba puesto y claro, que me quitara más de una prenda para él. Volverlo loco se convirtió en mi tarea favorita. Amo la manera que sus ojos se dilatan cuando me mira con deseo, amo esa media sonrisa que me dice tantas cosas sin pronunciar palabra alguna, amo como acariciaba la cámara haciéndome saber que a la distancia me estaba tocando. No quiero que esta noche sea la típica noche romántica.
Fue cuestión de una media hora para que la foto que nos tomo el fotógrafo apareciera en todas las redes sociales y mi móvil estallara con notificaciones. Entramos a nuestro piso y antes de nada, saco mi móvil del bolsillo y lo silencio.—¡Estoy tan feliz!— Exclama y da vueltas por el salón como una niña pequeña. —Y yo estoy muy orgulloso de ti, mi vida.— Digo acercándome a ella y cuando puedo, coloco mis manos en su cintura y la detengo. —Te amo.— Le digo sonriente y hago que pegue su cuerpo al mío.—Yo te amo a ti. — Sentencia y con sus suaves manos sujeta mi rostro. —¡Te amo!— Exclama feliz y comienza a besarme de esa manera tan apasionada con que suele hacerlo siempre y me mata.—Eres mi vida.— Logro pronunciar entre beso y beso mientras mis manos acarician su espalda descubierta.—Y tú la mía Matt... te voy a extrañar cuando te vayas mañana.— Dice un poco triste esta vez.—Será poco tiempo, y siempre podemos seducirnos a la distancia. — Propongo sutilmente y ella sonríe.—Eso ni
Dias despuésHoy es una noche muy importante para ella, es una de esas noches donde soy yo quien debe apoyarla en este nuevo gran paso que está dando así como ella lo hace conmigo siempre. Esta noche es la inauguración del restaurante y ya no veo la hora de llegar y abrazarla. Sé que necesitaba irme temprano para asegurarse de que todo estuviera listo, pero me hubiese encantado que llegáramos juntos. Me estoy terminando de cambiar cuando mi móvil suena. Lo busco encima de la cama, y miro la pantalla.“Hermanito, ¿nos vemos en el restaurante o nos encontramos afuera?”Me encanta que toda mi familia también esté apoyándola en esto. Están felices de que me haya mudado con ella y sé que si fuese por ellos deberíamos hacer una gran fiesta de casamiento mañana, pero yo tengo otros planes; unos que ni ella misma sabe.Matt:“Nos vemos dentro.” Le respondo y vuelvo a dejar el móvil donde estaba.Una vez que me termino de cambiar, me miro en el espejo y si, este pantalón negro y camisa blan
Después de habernos caído del sofá, hemos decidido mudarnos a mi cama y ahora si puedo abrazarme a él cómodamente. «No lo puedo creer, me ha propuesto vivir juntos. Esto es llevar lo nuestro mucho más allá de ese trato»—¿Te has arrepentido?— Me pregunta rompiendo el silencio que se había formado en esta habitación.—¡No!, ¿tú?— pregunto preocupada.Ríe —Tampoco; al contrario, estoy pensando en ir a busca un piso nuevo mañana mismo.— Me dice con entusiasmo.No había pensado en este detalle. Yo no quiero vender este piso —Amor, ¿Por qué no te mudas aquí? — Propongo y al acomodarme para verlo a los ojos, él me mira extrañado.—¿Qué?, pero, ¿Qué gracia tiene que yo te proponga vivir juntos si me propones venir a tu piso?— Pregunta confundido.—Es que no quiero vender este piso, es una herencia de mis padres. Ellos nos dejaron un piso a mí y uno a Mauro, más la casa que hemos vendido.— Le explico.—Pero me siento mal de venirme aquí cuando fui yo quien te propuso vivir juntos.— Explica si
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