Lo que sentimos (1era. Parte)
El mismo día
New York
Bobby
A lo largo de la vida, muchos lazos se van formando: amistades pasajeras, vínculos profundos, relaciones que llegan sin avisar y terminan siendo parte de tu mundo. Algunos se desvanecen rápido, como sombras que se alejan con el viento, pero otros crecen silenciosos, echando raíces en lo más hondo. Esas conexiones inesperadas son las que, sin darte cuenta, se vuelven tu sostén. Forjan una complicidad que no necesita palabras, una empatía que traspasa la superficie y toca el alma.
Son manos que se extienden en momentos de oscuridad, que te ayudan a seguir cuando todo parece derrumbarse. Y en ese entramado, a veces descubres que no estás tan solo como creías. Que detrás del caos, de las heridas y las pérdidas, hay alguien dispuesto a estar ahí, firme, sujetando tu mano. Eso, más que cualquier otra cosa, es lo que realmente salva.
Uno de los lazos inesperados que surgieron en medio del caos fue el que forjé con Nicky, mi cuñada, esposa de Alan. Desde que entró