—Señor Salvatierra, ¿por qué viste así?
Benedicto, sin tiempo para explicar, arrastró a Ximena al cuarto del hospital y, asomándose por la pequeña ventana de la puerta, vigiló hacia afuera. Al ver que nadie los había descubierto, suspiró aliviado.
—Hoy mi padre tiene el día libre y no está en el hos