Dolores se aferraba a Mariana como un perezoso, casi haciéndola caer. Sofía intentaba empujarla sin éxito.
—¡Vieja bruja, suéltala! ¿No tienes vergüenza? Mariana ya no tiene nada que ver con tu familia. ¡Déjala en paz o te arrepentirás!
Dolores estalló en lágrimas.
—¡No hay justicia! Una señorita ri