—¡Lisandro! ¿Cómo puedes culparme por esto? —Las lágrimas de Elena rodaron, mostrándose herida—. Yo cerré la puerta con llave. ¡Fue Mateo quien salió por la ventana!
—¿Por qué encerraste a Mateo en la habitación? ¿Qué estabas haciendo? ¿Así cuidas a Mateo cuando no estoy? —gritó Lisandro.
—Lisandro...
Con los ojos llorosos, Elena, con una expresión de angustia, llevó su mano al pecho: —Soy la madre biológica de Mateo. ¿Cómo podría hacerle daño? ¿Acaso alguien te ha estado llenando la cabeza c