Capítulo 76

Lo primero que detalle del lugar, fue el olor nauseabundo. Por instinto me llevé la mano a la nariz para cubrirla a penas me bajé del auto. Nunca había sentido un aroma tan putrefacto como aquel. Tuve que contener las nauseas que aparecieron en mi garganta. Theo no se veía mucho mejor que yo, el pobre hombre se había puesto verde al segundo.

Cerré la puerta del auto detrás de mí y comencé a caminar hacía la granja. Ahora mismo no era más que un basurero y por lo que sabía, también un cementerio de animales. Seguramente a eso se debía el olor que desprendía todo el lugar. Solamente la muerte podía tenerlo. Saque un pañuelo de mi bolsillo y lo coloque en mi boca y nariz para alejarlo.

—¿Estás seguro que este es el lugar? —pregunte moviéndome con cuidado entre la basura y los escombros. A leguas se notaba que aquí había sucedió algo horrible. —¿Qué puede tener la gente en el corazón como para hacer tal cosa? —exclame acongojadamente. Theo observó todo el espacio detenidamente. Su mirada
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