Matrimonio sobre papel
Matrimonio sobre papel
Por: Joana Guzman
Prólogo

«¿Casada?» La pregunta se repetía en la cabeza de Isabella una y otra vez mientras los pasos de su primo y su esposa se escucharon cada vez más lejos.

Isabella miró hacia los costados a la espera de que sus tíos o primos salieran de algún lado y le dijeran que todo se trataba de una broma. Esa era la única explicación que podía encontrar para que un hombre al que no había visto en casi un año se presentara en la boda de su primo alegando estar casado con ella. Por supuesto, nadie apareció.

Sus ojos se posaron en Salvatore, que parecía indiferente a todo el lío que acaba de desatar.

—¿Estamos casados? —preguntó aún en shock.

Su cabeza le ordenó correr al interior de la casa y esconderse, pero sus músculos habían dejado de obedecer.

—Eso es lo que dije.

El tono condescendiente impregnado en su voz la hubiera molestado en otras circunstancias.

—Eso es imposible, jamás me habría casado con alguien como… —Se quedó en silencio antes de terminar la frase.

—Y sin embargo eso es lo que los registros dicen. Imagina mi sorpresa cuando empecé a tramitar mis papeles para casarme y descubrí que ya estaba casado. —Pese a sus palabras, Salvatore lucía tan calmado que era imposible de sí en verdad algo podía tomarlo por sorpresa.  

—Eso es imposible —repitió como un disco rayado.

Salvatore se mantuvo en silencio como si le estuviera dando tiempo a acostumbrarse.

¿Cómo demonios se había metido en aquello?

Conoció a Salvatore en su último verano. Había decidido viajar a algunos países durante casi dos meses. Después de terminar la universidad y trabajar sin parar por un año, sus padres le habían sugerido un descanso.

Su viaje empezó en Europa para luego visitar Norte américa. El último de sus destinos había sido Las Vegas. Un destino que decidió de último momento, pensó que sería algo divertido y así fue... ahora no lo parecí tanto.

Estaba en el bar de su hotel, en su segunda noche en Las Vegas, cuando lo vio. Salvatore era un hombre alto, un poco más del metro ochenta, ella le llegaba con suerte al hombro. Sus ojos oscuros era uno de los rasgos que más le habían fascinado y todavía lo hacían. Era como si pudiera descubrir muchos secretos si los miraba con suficiente atención.

Ella había hecho una broma y él se había reído. Después de algunos intercambios más, llegaron las presentaciones. Un trago se convirtió en dos y así le siguieron otros más. Sus recuerdos se volvían más borrosos a partir de allí hasta convertirse en una completa bruma negra. Despertó la mañana siguiente completamente desnuda con él a su lado. Apenas dudó unos segundos antes de salir corriendo.  

Aunque fuera difícil de creer, no había reconocido a Salvatore en ese momento. Y no lo hizo hasta un par de semanas después, cuando su padre y hermano celebraban frente a la televisión. Le tomó apenas unos segundos reconocer aquel rostro que lanzaba un guiño juguetón a las cámaras.

Era difícil fingir que lo que había pasado en las Vegas se había quedado allí, cuando empezó a ver el rostro de Salvatore por todos lados. Era como si no pudiera librarse de él.

—¿Y los anillos? No se supone que deberíamos haber tenido anillos si nos casamos.

—Quizás nos lo quitamos o lo arrojamos. —Salvatore sonrió de lado—. ¿Quién sabe y qué importa? Eso no cambia lo que dicen aquellos papeles.

Intentó pensar con la cabeza fría. Tal vez todavía podía solucionar aquel embrollo sin que su familia se enterara. Sus padres la iban a matar cuando se enterarán de que se había casado con un completo extraño bajo los efectos del alcohol.

—Así que… ¿estás aquí para que firme el divorcio o algo parecido? No tienes que preocuparte de que pida la mitad de tus bienes, no estoy interesada, puedes quedarte con todas tus cosas —dijo todo eso sin tomar una sola bocanada de aire. Cuantos antes sacara a Salvatore de allí, menos probabilidades de que sus padres empezaran a sospechar—. Solo dime dónde firmo.

Un brillo peligroso apareció en los ojos de Salvatore e Isabella supo que lo que vendría a continuación le iba a gustar menos que enterarse de que estaba casada.

—No, vine para decirte que pienso hacerte cumplir tus votos.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo