Capítulo 41: Nadie desaparece por siempre

Salvatore no estaba a su lado cuando Isabella despertó horas mucho más tarde. Él no debía haberse levantado hace mucho porque su lado aún estaba tibio. Ambos se habían quedado hablando hasta bien entrada la madrugada, haciendo planes sobre su boda.

Sonrió y estiró la mano al aire. Apreció la piedra que adornaba su dedo anular, era preciosa y no iba a pasar desapercibido. Si no fuera porque ante el público Salvatore y ella ya estaban casados, los paparazzi estarían detrás de ellos mañana, tarde y noche tratando de averiguar si estaban comprometidos y donde sería la boda.

El sonido de un par de voces del otro lado de la puerta, la sacó de su ensoñación. Se incorporó hasta quedar sentada y acomodó la espalda en el respaldo de la cama. La puerta se abrió y Salvatore entró a la habitación, todavía llevaba su ropa de dormir y su cabello estaba desordenado, pero no podía verse más perfecto.

Él dio una patada hacia atrás para cerrar la puerta y le dio una sonrisa que hizo vibrar todo su cuerp
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