-¿Michael?
Sofía notó la incomodidad del hombre al hacerle prometerle honestidad, intuyó que este no era totalmente honesto con ella y tal vez nunca lo sería, sin embargo, decidió no romper el momento juntos. Con tranquilidad lo besó en los labios y le sonrió para después cambiar de tema.
-Vamos a dormir. Estoy cansada.
-Ja. ¿Cansada? No hicimos mucho hoy.
Bufó Michael mientras se quejaba.
-Ja, se suponía que estabas durmiendo cuando entré a esta habitación y ahora te quejas porque no hemos hecho nada, mañana trabajas, hay que dormir. Si te portas bien el fin de semana haremos más que sólo besarnos.
-¿Lo prometes?
-Por supuesto.
-Bien, entonces haré lo que usted diga señora Adams.
Una vez secos se acurrucaron desnudos y envueltos en una sábana gruesa, atrapados en la calidez de sus cuerpos y la suavidad de sus pieles se quedaron dormidos sin soñar hasta que amaneció y Michael tuvo que levantarse y arreglarse para después marcharse al trabajo, Sofía no fue despertada esta vez.
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