Rose optó por un traje pantalón de color beige y se recogió el cabello en una coleta. Para terminar, se puso un poco de maquillaje. Muy poco, casi nada.
Llegó al hotel Granchester a las diez menos cinco y la primera persona a la que vio en el vestíbulo fue a Philip Caprice, tal y como esperaba.
Le observó llevarse la mano al bolsillo del traje y luego, sonriendo, caminó hacia ella.
-Hola, Rose.
Ella pensó que no era culpa suya tener que trabajar con un hombre que utilizaba su influencia para controlar los acontecimientos, así que le devolvió la sonrisa.
-Hola, Philip. Me imagino que Khalim te ha enviado a recogerme, ¿verdad?
-No, Khalim ba venido a recogerte él mismo -dijo una voz aterciopelada desde detrás de ella.
Rose se volvió y se encontró con él. Sus ojos expresaban un mensaje sin palabras. ¿Pensaría él que había triunfado? Rose supuso que sí. Khalim había conseguido lo que quería. O eso pensaba...
-Y supongo que debería sentirme halagada, ¿no es así?
Khalim esbozó una sonrisa.