Seis meses después..

Seis meses de calma se habían posado sobre la vida de Dante Coello como una bendición inesperada. Después de años de traiciones, guerras internas y cicatrices emocionales, por fin, la paz había encontrado un rincón en su mundo. La mansión en Sicilia, reconstruida con esfuerzo y elegancia, respiraba un aire nuevo, un aire de hogar. Francesco había despertado del coma hacía ya algunas semanas.

Aunque su cuerpo aún arrastraba secuelas, su mente volvía a funcionar con lucidez, y su risa resonaba en los pasillos con una fuerza que todos habían echado de menos.

Alonzo y Bianca vivían un romance tranquilo y sin sobresaltos. Después de todo lo vivido, habían aprendido a valorar la cotidianidad. Paseos por el jardín, cenas en la terraza, noches bajo las estrellas. El amor se les notaba en los gestos, en las miradas, en la forma en la que ella se apoyaba en su hombro o en cómo él le acariciaba el cabello cuando pensaba que nadie los observaba.

Aurora, por su parte, brillab