129. Fantasmas del Pasado de Diego
Jueves, semana 14 de embarazo. Mansión Undurraga.
Estoy en el sofá—mi trono obligado durante las últimas dos semanas—con una manta sobre las piernas y un libro que he leído tres veces la misma página sin procesar una sola palabra.
Dos semanas fuera del hospital. Semana catorce de embarazo. Segundo trimestre oficialmente. El hematoma reduciéndose cada día según el último ultrasonido. Debería sentirme tranquila.
Pero no puedo dejar de pensar en Diego.
En esa mirada que vi hace dos semanas. En el mensaje que lo puso pálido. En los veinte minutos que estuvo fuera, regresando con una máscara perfectamente reconstruida.
El timbre suena. María pasa por el salón camino a la puerta.
—Debe ser la señorita Clara con más regalos para el bebé —dice con esa sonrisa maternal que nunca pierde—. Esa muchacha va a quebrar comprando ositos de peluche.
Pero cuando la puerta se abre, escucho una voz masculina. Familiar. Tensa.
Diego.
—Hola, María. ¿Está Lorena?
—En el salón, como siempre. Pasa, hijo.
Apar