La tensión entre ella y su padre se hacía cada vez más evidente, y las palabras duras que le había dirigido hacían que se sintiera aún peor.
Mylene intentó mantener la compostura y seguir comiendo, pero la comida no tenía sabor y sentía un nudo en el estómago que no desaparecía.
Nadie parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo en esa mesa. Los invitados a su alrededor estaban tan ocupados en sus conversaciones que no se daban cuenta de la incomodidad que se respiraba.
Solo cuando algún ejecutivo importante se acercaba a la mesa principal, su padre suavizaba su mirada y hasta hablaba un poco con ella. Pero tan pronto como la persona se alejaba, su padre dejaba de prestarle atención y hacía como si no existiera.
Se sentía utilizada, como si su padre solo la usara como un accesorio para impresionar a los invitados importantes. Era como si no fuera una persona real con sentimientos y pensamientos, sino más bien una herramienta para aumentar su estatus.
La esposa de su padre ni siqui