-Perdóname ¿Si? - le sonreí de forma fingida a mi ex esposo a través del espejo. Él me observó sin poder mantener la mirada en mis ojos, se veía nervioso, la mano que sostenía el arma temblaba, un movimiento en falso y pum, adiós vida para siempre.
-Hiciste que matara a esa pobre mujer- exclamó asustado cayendo en la cuenta de lo que había hecho.
Nunca lo había visto así, podía ser violento y un borracho, pero estaba segura de que él nunca había tenido las agallas para matar a alguien a sangre fría, hasta ahora que había hecho un clic. Había cruzado su límite y sentía que nada lo detendría luego de esto.
-Tienes razón- dije levantando las manos para que ni siquiera se le pase por la cabeza que iba a defenderme- Es mi culpa, no tuya- traté de convencerlo- ¿Por qué no bajas el arma? - exclamé suavemente, pero sentí que la apretaba más a mi cien. Tragué saliva asustada, pero me mantuve firme transmitiendo tranquilidad- Y nos vamos de aquí.
Él miró el cuerpo alarmado, que ahora había