Capítulo 15. Todas las mujeres de la familia desaparecieron.
El sol caía implacable sobre la costa, reflejándose en la pintura reluciente del auto deportivo que Alicia conducía con precisión calculada. Las olas del mar se agitaban en el horizonte, creando un ritmo acompasado que contrastaba con los latidos acelerados de su corazón. La brisa marina acariciaba su rostro, pero no lograba disipar las nubes de pensamientos oscuros que la perseguían.
A su lado, Lola sonreía ampliamente, levantando las manos, mientras pegaba grititos de emoción, disfrutando de la libertad que ambas sentían al alejarse de los problemas que dejaron atrás.
Lola, a su lado, levantaba las manos y lanzaba grititos de emoción. Su risa era un bálsamo en medio de las tormentas internas que Alicia enfrentaba.
—¡Esto es vida! —exclamó Lola, mirando el paisaje con ojos brillantes—. Este coche está de lujo. Mucho mejor que ese trasto viejo que tenías.
Alicia sonrió, pero su mirada permaneció fija en la carretera. Aunque por fuera aparentaba tranquilidad, su mente estaba llena d