82. Nadie sabrá
"No debería estar aquí... ¿Por qué demonios estoy bajando?" Pensó con frustración, pero su cuerpo seguía avanzando sin pedir permiso.
El pasillo de las celdas estaba oscuro. El Alfa caminó hasta la última celda. Cuando se asomó, el aire se le atascó en la garganta al ver que ella dormía en el suelo.
Acurrucada.
Temblando.
Con la mejilla apoyada contra la piedra fría, como si no tuviera derecho a nada más.
Eryx sintió un latigazo en el pecho.
"¿Por qué está en el maldito piso?" gruñó para sí, irritado, aunque sabía que ella no tenía otra opción porque a los machos que eran enviados ahí tampoco tenían acceso a camas.
Eryx abrió la celda casi en silencio y notó que la respiración de Lana era suave, desigual.
Él apretó la mandíbula.
"Mi hembra." El rugido de su lobo interior lo puso más tenso de lo que ya estaba.
"Debo alejarme."
Sus pensamientos y los de su lobo eran opuestos pero aún así, él se quedó, no porque su lobo lo dominara, sino porque él mismo quería hacerlo.
Se acercó lentamen