Elizabeth. -
En la actualidad…
Bebo un sorbo de agua mientras mis pies se mueven sobre los pedales con intensidad, observo mi cuerpo en el espejo, el sudor adorna mi frente y mi pecho, veo las gotas deslizarse por él, cierro los ojos mientras sigo pedaleando recordando lo sucedido anoche, sintiendo de nuevo la impotencia recorrer mi sistema así que mis pies se mueven con más rapidez, no sé cómo me pude paralizar ante ese idiota que me atacó, sé pero el miedo… el miedo se apoderó de mi como nunca y luego… mi salvador ese hombre, la oscuridad en su aura era evidente o solo eso quise creer.
— ¿Cómo pude reaccionar así? Soy una verdadera idiota – Detengo el movimiento de mis pies y me miro en el espejo odiándome por lo que había pasado anoche.
Yo no soy una persona superficial, lo importante para mí es lo que la persona lleva en su interior, entonces ¿Por qué fui tan gallina? Después de correr como una cobarde me sentí tan mal, siempre trato de enseñarles a mis niños que cuidar el cuerpo es para el bienestar y salud de este no por el físico perfecto que los demás juzgan y ahí voy yo a actuar de manera contraria, no puedo dejar de pensar en él, algo me resultó familiar no sé por qué.
La puerta del gimnasio se abrió dejando ante mis ojos la figura de mi madre, Tatiana Sullivan una mujer de cincuenta años obsesionada con la belleza, con siempre estar delgada y su gran regla es tener un buen cuerpo más allá de estar solo saludable, por eso es la reina madre de esta familia.
— Madre – Digo bajándome de la bicicleta, con un saludo algo tosco, está de más decir que no somos unidas, sobre todo porque veo la vida de manera diferente.
Lo mío es ayudar a las personas, en especial a los niños, desde que tengo uso de razón supe lo que quería ser en la vida.
A diferencia de ella y de mi hermana, soy una activista social, lucho por defender los derechos de los más vulnerables, con apenas veintiún años logre fundar mi fundación para niños de bajos recursos, con un gran comedor y a ayudarlos a encontrar un hogar estable donde consigan amor y felicidad. Obviamente mi familia no apoya esta vida altruista que llevo. Mi padre siempre me recrimina que debo ser como mi hermana mayor Teressa, también una miss como mi madre. Mi hermana participó hace cuatro años en el concurso y ganó sorprendentemente, aunque según dicen las malas lenguas, usó algo más que su pose para ganar, metiéndose en la cama de uno de los hijos del dueño del certamen.
Desde luego ser bonita y tener un cuerpo perfecto me ha abierto algunas las puertas, ya no soy la patito feo y con un guiño por aquí y una sonrisa seductora por allá me han hecho conseguir donaciones para mi centro. Puedo aprovechar mi 1.75 de altura y mis ojos grises, heredados de mi padre, para convencer a cualquiera y si debo hacerlo para lograr algo bueno y ayudar a otros, lo haré.
— Mi Lizzie — Ese apodo no lo había escuchado en años, es obvio que algo se trae entre manos, así que me seco el sudor y elevo una ceja ante su actitud. –Estuve conversando con tu padre, ha pasado mucho y sigues en tu empeño de seguir con… esos niños — dice como si la palabra niño le diera asco.
— Es mi trabajo y lo amo, madre – Me giro cruzando los brazos sobre mi pecho, ya me sé la cantaleta que se viene.
— No vamos a seguir apoyándote – Suelto un bufido.
— ¿Es en serio? ¿Cuándo me han apoyado? – Esperé solo un segundo su respuesta, una que obviamente no llegó. – Nunca y eso no es novedad.
— Voy a ir al grano, tu padre está interesado en hacer negocios con los Walker.
— ¿Y eso que tiene que ver conmigo? Pregunto confundida.
— Este año tendrás que participar en el certamen – Me quedo mirándola fijamente sin parpadear ¿Está de broma no? – Estoy segura de que ganarías además, uniría a las empresas Walker y Sullivan, la recesión económica ha sido bastante fuerte para todos así que estamos obligados a hacer alianzas.
— Ok, uhm… ¿Qué tiene ver eso con que yo participe o gane un concurso de belleza madre?
— Patrocinadores – Fue lo único que dijo, como si estuviera hablándome del clima –. Inversores, ya sabes que después del accidente del heredero de los Walker el mundo de la belleza y el brillo se fue a pique, buscan volverlo a su gloria y majestad, nuevamente, con todas esas feministas idiotas, feas y gordas criticando y envidiando a las que nacimos con una belleza perfecta muchos han sido los negocios que han sufrido – Las palabras de mi madre me daban ganas de vomitar, amaba a mis padres solo por eso… por ser mis padres, pero su visión sobre el mundo eso era lo que estaba mal.
— No voy a participar – Dije determinada dejando clara mi posición una cosa es que a uno la mujer le guste arreglarse el cabello, tener ropa, ir de compras, otra es ser expuesta como un pedazo de carne para que los patrocinadores crean que tienen el derecho de poseerte solo por una corona.
— Tu padre te sacará del testamento si no lo haces – Me detuve en seco – Además este año la recompensa para la ganadora será un premio en efectivo de un millón de dólares, piénsalo porque tu padre está dispuesto a cerrarte todas las puertas y a que no consigas que sus amigos empresarios te den más donaciones, es mucho lo que puedes hacer en tu centro con ese dinero.
— Dice con suficiencia y sabiendo que esta partida la podría haber ganado. Salí del gimnasio furiosa subí las escaleras con rapidez y azoté la puerta de mi habitación con fuerza, maldiciendo cada momento por nacer en esta familia de superficiales y sin sentimientos.
Respiré profundo pensando en sus palabras, tengo veinticuatro años no he salido de esta casa porque siempre anhelé abrir un poco la mente de mi padre para que trabajara conmigo ayudando a los demás, que volviera a ser lo que era antes de conocer a mi madre, pero no, se dejó corromper y lo único que le importa es el estatus, el poder, el dinero.
— Un millón de dólares – Susurré – Ese dinero ayudaría tanto a mis niños, incluso podría ejecutar mi siguiente proyecto enfocado a las adolescentes, pero debe haber otra forma que no sea entrar en ese certamen – Otro que ofrezca un millón como premio, imposible ¡Despierta Elizabeth! Ni modo por mis niños tendré que ser una candidata más.