Cap. 85: El momento del cambio.
Teo parpadeó un par de veces, como si intentara procesar todas las emociones juntas: el alivio de no estar castigado, el calor del abrazo de su madre, y ahora… las palabras de Iker.
—Entonces... ¿tú también la quieres proteger? —preguntó con la voz un poco temblorosa, alzando la mirada hacia él—. ¿Como un héroe de verdad… de esos que no se rinden aunque los villanos tengan más músculo?
Iker sonrió y le revolvió el cabello con ternura.
—Exactamente como esos.
Teo lo observó con seriedad, como si midiera su tamaño, su fuerza, su alma.
—Entonces sí. Te ayudaré si lo necesitas. Pero tienes que prometer que si tú te cansas, yo no voy a dejarla sola. Porque yo soy el primer héroe que ella tuvo. Aunque sea chiquito.
Esa última frase cayó como un eco directo al pecho de Amelia. Sintió que el corazón le ardía de amor por ese niño que, a pesar de tener solo cinco años, había cargado sobre sus hombros más responsabilidad emocional de la que le correspondía.
Se arrodilló de nuevo, lo atrajo hacia